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PUENTE ALSINA – El Mapa del Tango

PUENTE ALSINA

En 1910, Benjamín Tagle Lara tenía 18 años. Entre los festejos del Centenario, seguramente para la ciudad fue un acontecimiento que el añoso puente del Paso de Burgos, construido en 1859 con maderas del Chaco y Formosa y base de mampostería de primera -que cruzaba el Riachuelo a la altura de la avenida Sáenz-, fuese reemplazado por uno más moderno. La nueva versión estaba construida íntegramente de hierro, y marcaba el paso hacia el progreso para la barriada de Nueva Pompeya. El puente sólo heredó de la estructura anterior el nombre de quien fuera gobernador de la Provincia a mediados del siglo XIX, Valentín Alsina.

En 1927, Tagle Lara sintió el deseo, la voluntad, la necesidad o el llamado de la musa. Y escribió una acuarela sobre aquella ciudad que se estaba perdiendo, desde el atalaya del puente. “¿Dónde está mi barrio, mi cuna maleva? / ¿Dónde la guarida, refugio de ayer? / Borró el asfaltado de una manotada / la vieja barriada que me vio nacer”, rezonga el autor, que en rigor de verdad había nacido en San Telmo.

Es una certeza que Puente Alsina es una metáfora sobre una ciudad que relega sus costumbres pueblerinas ante el llamado de la modernidad. Suburbio y arrabal, dos vocablos empleados por el autor, van mutando su significado. Ya no están a la vuelta de la esquina: el progreso (otra palabra acuñada en el tango) desplaza todo vestigio de ruralismo.

“Puente Alsina” fue grabado de inmediato por Rosita Quiroga, que era la cancionista más importante del sello Victor, de la misma manera que lo era Gardel de Odeón. Por pertenecer a compañías que competían en el mismo mercado, sus repertorios circulaban paralelos, y no se tocaban. Por eso Rosita, que de verdad se llamaba Rosa Rodríguez Quiroga, tenía exclusividad para cantar composiciones de Celedonio Flores como “Viejo coche”, “La musa mistonga” o “Audacia”. Y también “Puente Alsina”.

Aunque limitado en sus posibilidades de difusión, el tango no pasó inadvertido. Y esa frontera cuasi marginal de Buenos Aires tampoco. En 1935, Homero Manzi escribió una milonga porteña junto a Sebastián Piana y Arturo Jauretche, oculto bajo el seudónimo de Barrientos: “Milonga de Puente Alsina”. Como en el tango de Tagle Lara, la alusión al sitio es una coartada para hablar de otras cosas: “Se va el barrio que ha crecido / junto a los viejos horcones / con la fe de los varones / que labró su tradición”. Popularizada por Tita Galatro en audiciones radiales, nunca llegó al disco. También en ese mismo año se estrenó la película “Puente Alsina”, dirigida por José A. Ferreyra y protagonizada por José Gola y Delia Durruty.

El Puente Alsina actual, de estilo neoclásico, sería inaugurado el 26 de noviembre de 1938 y rebautizado con el nombre de José Félix Uriburu, presidente de facto entre 1930 y 1932. La nueva denominación nunca empatizó con el recuerdo de la gente, que ignoró a Uriburu y puso al recuerdo de Alsina en su lugar.

LETRA

Puente Alsina, que ayer fuera mi regazo,
de un zarpazo la avenida te alcanzó…
Viejo puente, solitario y confidente,
sos la marca que, en la frente,
el progreso le ha dejado
al suburbio rebelado
que a su paso sucumbió.

Yo no he conocido caricias de madre…
Tuve un solo padre que fuera el rigor
y llevo en mis venas, de sangre matrera,
gritando una gleba su crudo rencor.

Porque me lo llevan, mi barrio, mi todo,
yo, el hijo del lodo lo vengo a llorar…
Mi barrio es mi madre que ya no responde…
¡Que digan adónde lo han ido a enterrar!